El capo: Chiquito pero poderoso
José Corcuera fue lo más rescatable en el equipo ayacuchano, pues manejó los hilos del equipo en el primer tiempo y parte del segundo. Pese a su tamaño, el volante se encargó de ser vínculo entre defensa y ataque, además de ser parte importante en la recuperación junto a Gustavo Victoria. Mención honrosa para Henry Colán, que ingresó en el segundo tiempo y fue vital en la elaboración; asimismo, Ricardo Farro fue pieza importante al evitar la caída de su arco y mandar a San Martín a Lima con un resultado escandaloso.
La clave: Cambian los nombres, cambia el juego

En San Martín, la inclusión desde el primer minuto de Jean Deza hacía suponer un cambio de sistema, pues en la Sub-20 jugó de delantero, pero acá recorrió la banda derecha con su gran velocidad. Tanto fue el desgaste que, a los 65’, ni Deza ni Gutiérrez podían respirar con facilidad.
El tapadón: La mala suerte
A los 48', un excelente remate de Prado exigió al máximo a Farro: el arquero voló y sacó lo que podía ser el segundo del Inti Gas de la esquina superior izquierda del arco. Con poca fortuna, la pelota se fue al córner, en jugada que desencadenó el autogol de Safra.
La calamidad: Sin miedo, joven padawan

El duelo: La velocidad es lo que prima
Manuel Corrales y Jean Deza se vieron las caras durante gran parte del partido (este último fue sustituido a los 68') e hicieron un gran esfuerzo por un costado. Al ex delantero de la selección Sub-20 no le pesó la camiseta ni el rigor de jugar en Ayacucho, pues tuvo tareas defensivas al cubrir las arremetidas del '´Avión'.
El cambiazo: El hombre orquesta

La cancha: Montaña rusa
Los altibajos de la cancha del Ciudad de Cumaná complicaron las acciones, al no permitir el traslado limpio del balón. Quien más lo sufrió fue Giusti, pues a los 71' Perea metió un pase rasante para su compañero y, justo cuando Maximiliano se barría, la pelota se alzó repentinamente. Su cara lo decía todo.
Kazuki Ito: Mantenga el ritmo
Miguel Santivañez hizo un buen partido y siempre estuvo cerca a las jugadas, mientras que el resto del cuarteto cobró algunos fuera de juego con criterio y de manera acertada. Se les hace sencillo cuando los jugadores se dedican a jugar y no a reclamar. El detalle es que les faltó amonestar a un jugador: Andrés Arroyave se tiró al piso cinco veces, simulando faltas, lo que en otro partido hubiese acarreado una tarjeta amarilla.
Fotos: Ciro Madueño y José Luis Cabrera / DeChalaca.com
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